Bitâcora de textos y notas varias

jeudi 24 septembre 2009

De "La granja africana" de Karen Blixen

El negro y la historia

Nos habíamos hecho cargo de los indígenas de África del este hace treinta y cinco años [circa 1915]. Si admitimos que la fecha de nuestra llegada corresponde para ellos lo que para nosotros fue el nacimiento de Jesús, y diéramos tres años a los indígenas para compensar cada siglo de la Historia, ahora tendríamos que hacerles descubrir a san Francisco de Asís. En algunos años será el turno de Rabelais. Estoy convencida que los negros se deleitarían con uno y otro mucho mejor que nuestros compatriotas.

Cuando llegué a África pude darme cuenta del placer que ganaba a los indígenas durante la escucha de algunas escenas de Aristófanes.

En unos quince años podrán abordar a los Enciclopedistas; un lustro más y habrán llegado a Kipling y al nivel medio del ciudadano europeo.

Entonces podríamos enviarles algunos pensadores, filósofos y poetas para preparar el advenimiento del reino de Ford.

Pero nosotros, ¿en qué punto nos encontraremos entonces? ¿Quién dice que no seremos nosotros los que, aferrándonos a los negros, retrasaremos su ascenso con un apasionado deseo de volver a la confusión, a la obscuridad y a la vida elemental?

¿Mientras los indígenas se hacen por una nada de nuestros automóviles abandonados, los cuales habrán de remplazar el dogma de la transubstanciación, tendremos mayor preocupación que la de ejercitarnos con un tamtan?



La granja africana, Karen Blixen