Bitâcora de textos y notas varias

jeudi 21 février 2013

ALTA 2012 Preview: Friday Afternoon, October 5th

28 September 12 | Chad W. Post

And now here’s the second half of Friday’s events. Remember, you can read the whole ALTA preview by clicking here.
Friday, October 5th
3:15 – 4:30 pm
Humor & Speculative Fiction
What are some of the challenges specific to translating humor in speculative fiction? Panelists will discuss examples from the works of Russian satirist Mikhail Bulgakov, French novelist Antoine Volodine, Haitian American short story author Ibi Zoboi, and French writer and illustrator Guillaume Bianco.
Sara Armengot: Moderator
Iván Salinas: “Irony and Alternate Worlds in the Post-Exotic Work of Antoine Volodine”
Edward Gauvin: “Billy Fog and the Pleasures of Doggerel”
Lori Nolasco: “The Loogaroo Laughed in Spite of Herself: Translating Ibi Zoboi’s Survival Epic The Fire in Your Sky into French and Spanish”
Lenka Pánková: “And the Canadians Didn’t Laugh: Culturally Conditioned Humor in Mikhail Bulgakov’s The Master and Margarita in Translation”

Published on Three percent

dimanche 10 février 2013

La realidad que se respira (Apuntes sobre Florence Cassez)

Hace poco más de un mes escribí una nota sobra le exposición de las obras de Florence Cassez organizada por la asociación que defendía su caso. En ella subrayaba la alta mediatización del acontecimiento gracias a la presencia de, entre otras personalidades, la compañera (no están casados) del actual presidente François Hollande, la actriz Marion Cotillard, periodistas y parlamentarios. A la (corta) distancia veo que se trató de una mera premonición al tsunami “casseziano” que conocimos en los últimos días, y que no es sino la contraparte de la mediatización con que inició la aventura del montaje al que fue sometida la francesa recién liberada.

Sin meterme en el embrollo de la culpabilidad o la inocencia de Cassez, porque como cualquiera sabe es casi imposible afirmar a ciencia cierta si es lo uno o lo otro (en particular después de haber leído el ya canónico artículo de Héctor de Mauleón), con lo que me quedo es con el hilo conductor de la historia: cómo, de un cabo al otro, el periplo de los más de siete años que pasó Cassez en la cárcel fue hilvanado por su exposición a los medios. El punto de inflexión no fue tanto el montaje difundido por Televisa y TV Azteca, sino la vergonzosa exhibición que hizo de Genaro García Luna en cadena nacional. A partir de ahí la historia de Cassez se volvió un drama casi irresoluble, al que la intervención del expresidente Sarkozy terminó de bloquear por completo. Solo el cambio de gobierno en ambos países, y en particular de México, pudo resolver la situación en favor de Cassez.

A nivel diplomático, es innegable pensar que la solución de la SCJN fue la salida más honrosa que haya podido encontrarse. Tanto Hollande como Peña Nieto se quitaron la piedra del zapato, por lo que ahora pueden retomar un discurso afable entre sus respectivos países. Sin embargo, en México la liberación de Cassez fue percibida en gran medida como algo obvio (el proceso estaba tan viciado que no quedaba de otra) o como un abuso más de la clase política (dejando en claro que las prácticas instauradas por el PRI habían vuelto para quedarse). Por lo que he podido leer y conversar, la mayoría de las personas en Francia está convencida de que Cassez debió salir libre, porque allá la presunción de inocencia es la piedra angular de la justicia: cualquier manipulación del proceso hace vacilar la imputación que pesa sobre el acusado y puede eximirlo si persiste la duda de la culpabilidad (y no como en México, que se es culpable hasta probar lo contrario…).

Sin embargo, algunas voces subrayaron en contados foros y artículos que Cassez no había sido liberada después de un juicio justo, y que nunca se sabrá si tuvo algo que ver –o no– con los crímenes que se le imputaron. El reducido coro de voces críticas no bastó para plantear el problema de ese modo frente a la opinión pública, porque los dados de la opinión habían sido lanzados –como en México. Es decir, como la persona que ha sufrido directa o indirectamente la violencia del crimen organizado y piensa que hay que castigar duramente a todos los criminales, o como aquel que vivió la injusticia judicial de la policía siendo encarcelado “porque sí” y sabe que muchos prisioneros son chivos expiatorios, la seguridad de la culpabilidad o la inocencia de Cassez depende al final de la convicción de cada persona. La polarización, la manipulación y la exacerbación nacionalista, manejadas por un lado a lo largo del proceso de Cassez, y las constantes criminales de secuestro y violencia que por el otro se viven en el país, son los polos extremos que sintetizan la necesidad que tiene la gente para señalar un culpable: una “franchuta gandalla” que hay que tratar como a cualquier delincuente, o un Gobierno incapaz, como siempre, que fabrica a modo sus culpables. Cualquiera que sea la opción que se tome, la mediatización es el verdadero meollo del asunto, y plantea cuestiones que no se han resuelto, ni se resolverán, mientras no exista la posibilidad de modular el poder que tienen los medios para orientar y formatear la opinión.

Lo más difícil será, con el paso del tiempo, hacer que en México la gente modifique la convicción de que Cassez secuestró realmente a los tres cautivos (liberados realmente por la policía), y que en Francia la sociedad no vea a México solo como un país violento y sin justicia, en donde la ley se aplica dependiendo de la conveniencia (o la ineptitud) del Gobierno en turno. Lo que queda por hacer es impedir que se cristalice ese cliché, de lo contrario, cada vez será más difícil que la gente perciba y juzgue las cosas de distinta forma (tanto en México como en Francia), que deje de creer que todo lo que ve en la televisión es la realidad que respira.


samedi 9 février 2013

POESÍA CICATRIZADA - ESCARIFICACIONES


21 enero 2013
Sección: Libros



Un poeta que lleva en la piel los viajes y las palabras como cicatrices…
De origen belga pero con interés en la cultura mexicana, Ivan Alechine ha recorrido varios continentes para descubrirse a sí mismo, para reflexionar sobre otras culturas y obtener un crecimiento interno.
Ahora publica Escarificaciones, libro que incluye a Francisco Toledo como artista que interviene diversas fotografías.
Editado por el Fondo de Cultura Económica y Aldus, el volumen se presentará este martes 22 de enero, a las 18:30 horas, en el Centro Cultural Bella Época, ubicado en Tamaulipas 202 esquina con Benjamín Hill, colonia Condesa. El autor estará acompañado de Pablo Ortiz Monasterio, Philippe Ollé-Laprune, Mario Bellatin y Gerardo González , editor de Aldus.
En 1971, Alechine emprendió un viaje a África con el musicólogo Benoît Quersin; ahí se encontró la impasibilidad del viajero y descubrió la necesidad de vivir en constante nomadismo. Las reflexiones surgidas de las revelaciones e itinerarios fueron puestas en papel y dieron lugar a Tapis et caries (Tapices y caries).
Desde Kinshasa, por ejemplo, escribe:
“Me habían deslizado una cuchara, un tenedor en los pulmones.
El aire me transporta, me conduce, me incita, me dirige, me envuelve con sudor. Soy un músculo-nube.
El avión: una tormenta sobrevolada. La luna crea el espacio, el silencio”.
Con una vida consagrada a la palabra y autor de poemarios y novelas, el escritor decidió volver a ese texto para hacer realidad otro sueño surgido hace veinte años: el de unir sus versos a la obra de un artista al que admira.
Dice Alechine en su introducción: “Desde que conocí la obra de Francisco Toledo en 1992 pensé que Tapices y caries era para él. Pero, ¿cómo? ¿Pedirle al artista una ilustración clásica? ¿No habría una posibilidad distinta de que lo interviniera? En octubre de 2009 encontré la respuesta. En las manos del portero del Instituto de Artes Gráficas de Oaxaca estaba el suplemento dominical de El País. En la portada, una celebridad. Su rostro estaba rayado por unos trazos negros. Reconocí de inmediato el toque del Maestro”.
Y entonces Iván supo cómo.







Las láminas incluidas en el libro pertenecen a Francisco Toledo, quien realizó marcas a manera de cicatrices sobre las fotografías producto de esa travesía, posteriormente las llenó con polvo de colores dando lugar a las escarificaciones que Alechine imaginó.
Ahí están las mujeres y niños en su baile ritual matizado y ensalzado quizá por los trazos de Toledo. La mirada del niño que se agudiza con los colores,  la naturaleza que se adueña de los cuerpos, los rostros infantiles de figuras fantasiosas, o los animales que aparecen en las imágenes que antes no habíamos encontrado.
En Escarificaciones se incluyen también las reflexiones que Tapis et caries ha provocado a Ivan Alechine; el poemario puede encontrarse en su traducción al español y en su idioma original —francés—. Poemario y literato han combatido el paso del tiempo para permanecer intactos, sus viajes tienen ahora un nuevo aterrizaje que ha cambiado de título al renovarse y al unirse a las manos de otro creador.
Sobre el autor
Ivan Alechine es autor de diversas novelas y libros de poesía, la mayoría de ellos en francés. Se trata de Paix blanche & murmures noirs (La Différence,1979), Superstitions (Fata Morgana, 1985), Grains de jour (Le Bois d’Orion, 1993), …/Où (Maeght, 1999) y Tapis & caries (Fata Morgana, 2005), por mencionar algunos.
(Con información del FCE)

El cliché de París no se acaba nunca…

midnight
¿Puede haber algo más banal que caminar una tarde por las calles de París y detenerse en un cine para ver una película sobre esta ciudad? Tantas han sido – y serán – las filmaciones que se han hecho en ella que ir o no da casi lo mismo. Sin embargo, hay algo que a veces nos hace olvidar la banalidad de la situación, un elemento significativo. En este caso el plus fue el nombre del director: Woody Allen. Pero apenas pasan unos minutos me doy cuenta del error (demasiado tarde: suelo ir hasta el final de la función, a menos de que se trate de un bodrio gigantesco), cuando no cabe duda que un actor rubio, más bien alto, se comporta como lo ha hecho Allen en tantas de sus películas. Sí, decidirse a verla la cinta entera presupone un cierto masoquismo (no va a ser buena) y la malsana curiosidad de reconocer los lugares se realizaron las grabaciones, como cuando uno echa un vistazo a la casa de algún amor pasado y quiere saber cómo está arreglado el departamento, qué huellas y recuerdos propios quedan en la memoria del otro.

La historia: Gil, un autor hollywoodense de guiones que intenta ser un autor “serio” de novela, va a París con su prometida para impregnarse de aquella nostalgia que lo habita y que le impide gozar del tiempo presente. De casualidad, eso sí, ayudado por la embriaguez de grandes vinos de por lo menos cincuenta años, es transportado a los años veinte, a la “Golden age” en la que hubiera sido feliz según sus ideas de hombre del siglo XXI. Ahí conoce a la natilla y la crème chantilly de la vida mundana y artística de París, es decir: los Fitzgerald, Cole Porter, Hemingway, Gertrude Stein, Dalí, Picasso, Man Ray, Josephine Baker, etc etc… Mientras Stein lee su libro y lo pone a rescribir, Gil escucha las lecciones delirantes de Hemingway, conoce y se enamora de una “artist groopie” que pasó por las camas de Modigliani y Picasso (entre otros), le da la idea a Buñuel para hacer “El ángel exterminador”, rompe con su prometida… en suma, un conjunto de situaciones que vuelven a Gil un Ceniciento que sólo necesitaba descubrirse en los ojos inequívocos de otro tiempo para abandonar de su situación de inseguridad y de rechazo al presente y darle la puntilla a su novela (y a su novia de paso).

Si en un momento parece divertido ver en vida a la gente que pasaba su tiempo en la vida bohemia de aquella época, al final el cruce entre el presente y el pasado parece más bien una enumeración de people de ambos tiempos… El espectador se da cuenta del número importante de gente que aparece en la pantalla sin hacer mayor esfuerzo por “actuar”, aunque están ahí porque se supone que todo el mundo los conoce. La lista es larga y el resultado es inútil, por lo que no vale la pena detenerse en ellos. En cambio, vale la pena demorarse en la “pseudo-filosofía” alleniana del gran amor, de la pasión verdadera por lo que uno desea hacer, de las grandes decisiones que tarde o temprano hay que tomar en la vida, sobre todo la de entregarnos a nuestro sueño en cuerpo y alma, de no tenerle miedo a la muerte y de quemar las naves, aunque ello signifique renunciar “a nuestros más grandes deseos” y aceptar la realidad como es en el presente: incompleta.

En esta película el personaje principal tener cubiertos los ojos con los versos de Manrique: “Cualquiere tiempo pasado fue mejor…” En su doble vertiente el pasado es: o un espejismo para estos personajes que son incapaces de enfrentar al presente, o un acicate para los que están dispuestos a perder sus sueños por una morocha (o una rubia, no importa, mientras se deje ligar…). Sin embargo, lo que no se pierde nunca, como la fiesta parisina de Hemingway, es el cliché de los lugares, de los ambientes, de las réplicas déjà vus. Para Allen la ciudad de París no es moderna, no puede serlo. Cada una de las locaciones es reconocible. Las calles, los antros más pobres y los ya míticos (el Polydor, el Maxim’s, el Moulin rouge…), todo es una misma e idéntica tarjeta postal. París no se acaba nunca tal vez porque ya no puede gastarse más. Como en el museo de cera, el retrato de Allen es una réplica exacta de un cuerpo vivo. O algo que intenta serlo porque ni él, ni nosotros, vivimos hace cien años. La magia del cine se derrumba y se queda inmóvil: obsoleta condición del cliché. No cabe duda que, más temprano que tarde, habrá una película sobre el mismo Woody, sobre su vida mundana en NY, sus amores, su bohemia.

Mientras tanto, la fiesta de París no se acaba nunca, aunque la de Allen parece haber llegado al límite.


Feria Internacional de Arte Contemporáneo –FIAC 2012. Grand Palais, París.

fiacportada 



Hace poco más de un mes se abrieron las puertas de la 39ª FIAC en el Grand Palais, feria de arte que en los últimos años se ha vuelto a nivel mundial uno de los puntos de encuentro de grandes obras e importantes transacciones, quizá el 2° más importante después de la Art Basel de Suiza. La feria estuvo marcada por la apropiación de todos los espacios del hermoso edificio con el techo de cristal más grande de Europa, y que incluyó en particular el Salon de Honor, el cual permaneció cerrado desde 1993, así como los balcones desde los que se podía ver el conjunto de stands y el movimiento de los 70,000 visitantes que irrigaron los corredores durante cuatro días. 



A pesar de la simpatía actual de la que beneficia por la crítica (y sobre todo los galeristas y compradores), la Feria atravesó un período de purgatorio que la alejó del centro de la ciudad durante varios años. Sólo hasta el 2006 regresa al Grand Palais por iniciativa de su director, Martin Bethenod, con el fin de posicionarse en un marco de mayor abolengo que los enormes e impersonales naves del mayor centro de exposiciones de París (la Porte de Versailles), marco mucho más propicio y funcional para encuentros masivos que para presentar obras de arte. En los años de reposicionamiento, la FIAC se apropia de la Cour Carré del Louvre, situada al final del jardín de las Tuileries, prolongación natural de los Champs-Elysées en donde está asentado el edificio construido para la Exposición Universal de 1900. También, con la doble intención de mostrar obras de gran formato y de que la gente pueda observar arte contemporáneo en espacios abiertos, la dirección consiguió primero que se instalaran esculturas en el Jardín de las Tuileries (http://2doc.net/TLRS), y luego en otros espacios de la ciudad, como el Jardin des Plantes (en donde Cortázar sitúa el famoso cuento “Axolotl”: http://2doc.net/JDP), la Place Vendôme (http://2doc.net/vendome) o Les Invalides (http://2doc.net/StoneH), en donde pusieron este año un Stonehenge inflable…

Las galerías, al interior de la nave, no siguen un orden particular. Por supuesto, las más antiguas o las más importantes tienen los mejores sitios (cerca de la entrada, o cerca de las escaleras). En general, en esta última parte, suelen agruparse galerías de altísimo calibre, en donde se exhiben obras de varios cientos, si no es que de millones de euros, casi todas modernas (aunque pueden encontrarse algunas obras contemporáneas). Esta sección es particularmente atractiva porque abundan Mirós, Dalís, Picabias, Calders, Picassos, Tanguelys, Legers, Arps…


 




Esto no quiere decir que no se puedan encontrar obras de Miró, por ejemplo, en su galería de cabecera, Lelong.
El precio de la entrada es de 35€, lo cual puede resultar excesivo sólo para ver las obras ahí reunidas. Sin embargo, hay que considerar que, en principio, la feria es un gran mercado selecto, y los que pretenden comprar una obra de por lo menos unos cientos de euros, o unos cuantos miles, puede pagarse perfectamente la entrada. Como simple espectador, hay que decirse que muchas de estas pinturas, esculturas, dibujos o fotografías (entre otras técnicas) de gran calidad, terminarán casi todas en manos privadas y que no sólo será difícil verlas juntas de nuevo, sino simplemente verlas en vivo y technicolor… Con razón se puede preguntar por qué no esas obras no están en los museos, o en colecciones de particulares. La primera es tal vez sencilla de contestar: los museos tienen un presupuesto reducido, y deben ajustar sus finanzas a los recursos que poseen para adquirir nuevas obras. La de los coleccionistas depende en mayor medida de muchas variables: hay gente que compra obras para crear una colección (Yves Saint-Laurent y Pierre Bergé, por ejemplo), y otros para aumentar un capital al cabo de ciertos años después de vender una obra adquirida a un precio menor al que se puede comprar hoy día. Desde cualquier perspectiva, ver tanta obra de primer nivel es algo difícil de dejar pasar.
La otra perspectiva interesante de la FIAC es observar qué derroteros toma el arte contemporáneo. En este campo, no hay límites, y así como se pueden encontrar obras trabajadas manualmente por los artistas (esculturas, dibujos, óleos, instalaciones), hay otras que dependen cada vez más de la tecnología digital, como son la foto, los videos y proyecciones. La riqueza de técnicas representa bien el número de artistas presentados (unos 2500…), de ahí que las obras seleccionadas por los galeristas deba ser de gran calidad para interesar a los futuros compradores. Como en los museos, es posible ver en distintos stands obras de artistas más antiguos (y conocidos), como Anish Kapoor (http://2doc.net/kapoor), Joel-Peter Witkin (http://2doc.net/witkin), o incluso el ultracriticado Demian Hirst. Hay algunos galeristas que apuestan por realizar oneman shows, y que permiten al espectador tener una visión global de la creación (o al menos de un período) de tal o cual artista. Por ejemplo, el escultur griego Takis (http://2doc.net/takis), representado por la galería Xippas (la cual, según recuerdo, tuvo una extensión en México que no prosperó).
La selección de las galerías, las cuales deben enviar su propuesta de exhibición y de artistas incluidos, es realizada por el comité de la FIAC, con el fin de ofrecer una amplia paleta de artistas, vacas sagradas, consagrados, y los por consagrar. En este rubro, un crítico pondrá por los cielos cosas que, con toda franqueza, me resultan una imperdonable tomadura de pelo, en primer lugar a los galeristas, en segundo a los compradores, en tercero a la gente que, por las colecciones privadas y de museos, eleva a rango de “obra de arte” eso que no debería haber rebasado jamás el estado de la idea. Por ejemplo, un infame tapete rojo sin desenrollar, imagen sardónica del glamour y el jetset reducidos a nada si no tienen el entorno propicio para lucir, o las innumerables creaciones en las que se involucran tubos de neón con frases obvios, o supuestamente irónicas… La influencia de Duchamp (y de un Warhol también), la más negativa, se hace sentir en varios stands que no dudan en intentar verle la cara al comprador – y sí, se puede alegar que el arte se esconde también en esas minucias, pero yo suelo llamarlo sin tapujos: “cómo pagar para ser nombrado un estúpido cultivado”.
En cambio, qué gusto ver la obra de artistas que exploran realmente una actualidad temática, o visual, mediante un verdadero trabajo matérico y conceptual. El estadounidense Raymond Pettibon (http://www.raypettibon.com/main.html) me procuró una de los mejores descubrimientos de la feria. Hacía tiempo que no veía un autor vivo que usara tanta fuerza de las pinceladas, que se complaciera en la banalidad de los temas, ni que usara los colores con tal eficacia.
 

El otro gran descubrimiento fue el del también estadounidense David Michalek (http://2doc.net/michalek), con algunos videos de su serie Figure Studies.
Se suele criticar en fechas recientes la inutilidad del hiperrealismo, la obsesión de la mirada humana por el detalle que revele pliegues de nuestro comportamiento en general escondidos y relegados a segundo plano por nuestra mirada atenta a otro tipo de detalles más evidentes. En estos videos, la fascinación de la imagen casi extática es perturbada por la sutil transformación de los movimientos. Movimientos banales: una cubetada de agua sobre la cabeza, una contorsionista doblando las piernas hacia atrás, dos hombres participando en una lucha grecorromana… Sí, los gestos son banales, pero no la filmación de Michalek que absorbe la atención del espectador y lo orilla a interrogarse sobre el cuerpo, sobre nuestros límites de percepción de lo cotidiano, de nuestra fascinación por la mecánica que nos permite movernos y expresarnos en el mundo.

Por último, mencionaré del lado mexicano la presencia de la Galería Kurimanzutto (http://www.kurimanzutto.com) y sobre todo el stand de la editorial RM (http://2doc.net/RM), con una selección de libros bastante tentadora, con algunas ediciones de Martin Parr y del genial Dr. Lakra. Lo que era menos tentador eran los precios, adaptados a los vuelos europeos de una misa cultural del tamaño de la FIAC. Por eso, un consejo: aproveche un compre los libros de edición limitada de RM, por gusto personal o por interés capitalista. Estos libros, bien cuidados, aumentarán de valor
Y para muestra de la muestra, unos botones que a puro gusto personal, me atrajeron por el estilo, la ironía, la forma, el formato, la técnica, los precios…